Este es el título de un libro del poeta español Luis Cernuda, más allá de hablar sobre sus poemas (que son magníficos), me permití utilizarlo por que vivimos así: entre la realidad y el deseo. La realidad que nos rodea, que a veces no se puede precisar que tan real es y lo que deseamos, pero... ¿por qué lo deseamos?
Desde que vamos teniendo conciencia de nuestra existencia comprendemos que tendrá un fin, no sabemos cuándo o cómo ocurrirá, lo que sí es seguro es que llegará... nuestra muerte. Y mientras esperamos ese momento tenemos la oportunidad de vivir.
Vivir, vivir para agotarse, vivir para creer que estás vivo, para soñar que vives y sentir que la vida es algo más que levantarse en la mañana e iniciar un nuevo día para repetir tu historia del día de ayer, hoy y mañana y otra vez al salir el sol otra vez, y así ves que sale el sol y luego la luna y sientes frío y después calor, y luego llega un momento en que ya no sientes nada. ¿Eso es tu vida?
Y vamos viviendo, soñando, sufriendo, disfrutando, administrando nuestro tiempo o dejando que vaya transcurriendo, dependiendo del caso, sufrimos nuestra realidad y gozamos nuestros deseos... o gozamos nuestra realidad y sufrimos nuestros sueños....
La realidad que impera, ese mundo de allá afuera, lo que nos va bombardeando, intimidando, moldeando, el que nos enseña y a la vez destruye. Nuestros deseos, que viven ocultos en alguna parte de nosotros, que nos motivan, nos llenan, nos elevan, que ahí están, los que a veces vamos convirtiendo en alegres realides o que por el contrario transformamos en utopías irrealizables.
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