No sería extraño, que desde ya comience una cacería de brujas en torno a la figura de Aristegui, haciéndola acreedora de toda clase de pecados, matando al mensajero, como se dice por ahí... lo que me lleva a recordar la película de Will Smith y Gene Hackman: Enemigo público, ampliamente recomendable para entender cómo funciona el sistema gubernamental en casos como este, en los que se trata de debilitar la credibilidad de quien se atreve a desenmascarar los entresijos del alguna figura importante, semejante al caso de Julian Assange y los Wiki leaks.
Y no se vale que griten y se indignen por aquello de la investidura presidencial ¿no eran acaso los panistas los primeros en reclamarle a los gobiernos priístas los usos y abusos del poder presidencial en aquellas gloriosas épocas que ahora los panistas parecen extrañar?
¿Qué hay de malo en sacar una nota de algo que ocurrió en el H. Congreso de la Unión, la otrora casa del pueblo mexicano? Hasta donde me llega el entendimiento debería de ser trabajo diario que se proclame todo lo que ahí acontezca, por el bien informativo de todos los mexicanos, sin embargo, dicha resolución del medio (des)informativo, comprueba que vivimos en un estado de simulación constante. Los panistas que tanto se vanaglorian de la libertad de expresión que se ha alcanzado en estos 10 años de presidencia azul, que trinaron de coraje por la proclamación de algo que se rumoraba tras bambalinas... que ahora, con el despido de una periodista reconocida por su veracidad, sólo viene a confirmarlo.
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