martes, abril 26, 2011

El antipoeta: Gonzalo Rojas

Puedo escribir los versos más tristes esta noche
Neruda

Ayer falleció uno de los poetas -según yo- más importantes de la lengua española, Gonzalo Rojas (1917-2011), su pluma fue diferente e innovadora, su yo lírico no le canta al amor, no le canta a la vida, no le canta a la belleza, nombra lo innombrable, moldea con gran ingenio el idioma y nos regala poemas que impactan por su crudeza: Me enamoré de ti cuando llorabas / a tu novio, molido por la muerte, / y eras como la estrella del terror / que iluminaba al mundo. 

Hace unos días, al enterarme que estaba muy enfermo, como una especie de homenaje se me ocurrió tuitear algunos de los versos que más me gustan, en este espacio quisiera compartirles extractos de lo que escribe en el libro Antología de aire de Gonzalo Rojas, Eduardo Milán en su "Recado desde México, la voz de un gran poeta".

Eduardo Milán escribe que la poesía de Rojas tiene un mestizaje de la forma, es el aspecto híbrido especial entre la mímesis del habla cotidiana y el lenguaje de la poesía de la invención: Libros  y libros, libros hasta las nubes, / pero la poesía se escribe sola. / Se escribe con los dientes, con el peligro, / con la verdad terrible de cada cosa. Señala además que "Rojas sabotea constantemente la conversación con el recursos a la imagen o a la metáfora inventiva, esto es, de creación": Anoche te he tocado y te he sentido / sin que mi mano huyera más allá de  mi mano, / sin que mi cuerpo huyera más allá de mi mano, / sin que mi cuerpo huyera, ni mi oído: / de un modo casi humano / te he sentido.

Milán define la poesía de Rojas bellamente: como "un lenguaje de cuerpo abierto desde donde escapa un alma a la velocidad de la luz".

Yo la defino como un éxodo de ideas que encuentran su lugar en las palabras acomodadas de una manera poco convencional para ser poesía y mágicamente son poesía.

Parece que de lo que muere uno es de maniquí
asustado en la vidriera, inmóvil
y horizontal con ese descaro
como si uno no fuera el que es bajo los claveles
y los gladiolos de alambre
por lo equívoco de las luces;
                                           extraña sal
parece entonces que se apodera de uno
de las uñas a los párpados, se
crece por resurrección fosfórica.
                                                Circunstancias
adversas impídenme concurrir.

Sea pues, ha callado para siempre uno de los grandes poetas en nuestra lengua, pero siempre hablará, cuando leamos cada uno de sus versos, en la contraportada de Antología de aire, publicado en la Colección Tierra Firme, poetas chilenos del Fondo de Cultura Económica citan palabras del autor de 1970: "Que todo es todo en la gran búsqueda del desnacido que salió de madre a ver el juego mortal, y es Uno: repetición de lo que es. Antología de aire,  metamorfosis de lo mismo".

Leámoslo pues, para que su voz nunca calle. Descanse en paz.

2 comentarios:

GoYankees dijo...

Soy un tanto "nacionalista" respecto a las letras, pero igual si me aviento algo de su obra, gracias por compartir.

Zambinella dijo...

GoYankees, muchas gracias por tu comentario, ojalá y te animes con la lectura de Gonzalo Rojas, es un poeta sorprendente y diferente.

 

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