miércoles, abril 06, 2011

Entre el misticismo y la religiosidad: Olga Orozco, Héctor Viel Temperley y Marosa di Giorgio (Parte III)

Temperley: una religión poética

Héctor Viel Temperley nació y murió en Buenos Aires (1923-1987), Andrés A. Ugueruaga menciona que:
En el último año de su vida (Temperley) escribe Hospital británico. Hospital británico es una pequeña y gran obra en donde Temperley experimentó su más dotado manejo de la palabra y en donde se plantea por vez primera una poesía en prosa, en una situación completamente intemporal entre la vida y la muerte, la muerte y la fe […] Aquí el dolor es sin embargo lo que se vivencia, en la forma más pura y explícita de la palabra […] Al parecer en ese año, Temperley estuvo internado allí, justamente en el Hospital Británico, por una intervención debido a un tumor cerebral.

Estamos frente al Hospital Británico en que el yo lírico de Temperley nos presenta, como lo señala Julián Guarino:
su último libro escrito en 1986, año en el que estuvo internado en una clínica del mismo nombre, la poética puede leerse como un diario de la enfermedad. En su estructura, ostenta una cronología alterada, marcada por fechas que no se suceden y por lugares que le son familiares

         La poética de Temperley va más allá que el diario de una enfermedad, debido a que encontramos sus versos “cargados” de expresiones religiosas, a lo cual recordamos lo que alguna vez Octavio Paz escribió: “Lo divino afecta de una manera acaso más decisiva las nociones de espacio y tiempo, fundamentos y límites de nuestro pensar”, por lo que esta voz poética de Temperley se encuentra al borde una situación que lo lleva a realizar profundas reflexiones y le trae diversos recuerdos a su mente, sería demasiado tratar de ir más allá de lo que el poema nos presenta, sin embargo, resulta demasiado evidente la recurrencia a palabras y expresiones propias de la religión católica que ubicamos a lo largo de Hospital británico.

         El mismo Paz indica también que “el ritmo poético no deja de ofrecer analogías con el tiempo mítico; la imagen con el decir místico; la participación con la alquimia mágica y la comunión religiosa”, en este poema de Temperley se van sucediendo continuamente, como si se tratara de manera inconexa:
Mariposa de Dios, pubis de María: Atraviesa la sangre de mi
frente –hasta besarme el Rostro en Jesucristo-. (1982)

Si suponemos que la voz poética de Temperley se encontraba al borde la muerte o creía estar en esa situación, al decir de Octavio Paz, quien a su vez cita a D.T. Suzuki quien escribió que “Al desprendernos del mundo objetivo, no hay ni muerte ni vida y se es como el agua corriendo incesante; a esto se llama: la otra orilla”, justamente así es este poema del argentino, se siente que fluye, en una primera lectura pareciera que sin orden aparente como un montón de frases con terminología de la religión católica echadas a su suerte, pero estas palabras se van sucediendo con un ritmo vertiginoso, sin embargo, al leer con atención descubrimos los juegos verbales, de palabras, de sentidos, los cuales se encuentran a borbotones a lo largo y ancho del poema.

En este punto, nos permitimos retomar lo que se citó sobre Paz, quien señala que “La sensación de estar ante lo sobrenatural es el punto de partida de toda experiencia religiosa”, en Temperley queda de manifiesto así:
Mi cuerpo –con aves como bisturíes en la frente- entran en
    mi alma. (1984)

Como bien lo indica Paz: “los primeros en advertir el origen común de amor, religión y poesía fueron los poetas”, como lo apuntó Novalis, citado por Paz: “Cuando el corazón se siente a sí mismo y, desasido de todo objeto particular y real, deviene su propio objeto ideal, entonces nace la religión”, lo cual indica que “La revelación […] se transforma en un abrirse del hombre a sí mismo” y “la experiencia de lo sagrado es una revelación de nuestra condición original”, por lo tanto, concluye Paz “la religión es una respuesta a esa condena a vivir su mortalidad que es todo hombre”. Siguiendo a Paz en estas reflexiones, se tienen más claras las ideas para alcanzar a comprender el mundo que transitamos en el Hospital británico; ante un suceso en el que el yo lírico se encuentra en un momento determinante de su existencia, durante el cual se da cuenta de su estar vivo, esto quiere decir, estar próximo a morir, encuentra lo que menciona Paz: “Al enfrentar el “poco ser” del hombre con el pleno de Dios, la religión postula una vida eterna”:
Quiero beber hacia mi nuca, eternamente, los dos brazos del
ancla del temblor de Tu Carne y de la prisa de los Cielos
(1984) 

Dice Paz que “el acto poético, el poetizar, el decir del poeta (…) es un acto que no constituye (…) una interpretación, sino una revelación de nuestra condición”, ante esa revelación nos encontramos en Hospital británico, nos enfrentamos al terrible descubrimiento de la fragilidad humana y al estar cara a cara con lo inevitable:
Señor: Desde este instante mi cabeza quiere ser, por los siglos
de los siglos, la herida de Tu Mano bendiciéndome en tu
fuego. (1984)

Por lo cual, nos resulta ineludible continuar citando a Paz, porque al igual que él, creemos que “La poesía (…) expresa simplemente lo que somos”, en el caso de la voz poética de Temperley mezcla elementos religiosos, los cuales van formando sus poemas que nos muestran la otra cara de la moneda: una persona que se siente al borde de la muerte y reflexiona sobre su existencia de una manera muy peculiar.

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