viernes, agosto 26, 2011

Casino Royale II

Las balas del odio, del rencor y de la cobardía
Diana Laura Riojas de Colosio


Era muy chica, cuando asesinaron a Colosio, en ese momento no logré comprender la dimensión de aquél suceso, sin embargo, calaron muy profundamente en mí las palabras que pronunciara su viuda. No, no voy a hablar de Luis Donaldo, sólo que en estos momentos de tribulación que vivimos recordé ese discurso y el impacto que ocasionó en mí, fue, como dicen en la película de Matrix "welcome to real world". La sacudida emocional en aquella jovencita que vivía en el sha la lá,  en esa burbuja en la que cómodamente nos instalamos cuando no nos importa nada más que nosotros mismos. El vivir sin reflexionar en lo que vives, en lo que ves en la tele, en lo que escuchas en la radio, en los que no te cultivas, sólo dejas pasar.

Escuchar y ver, a aquella mujer que había perdido a su marido, al casi casi Presidente de México, fue una experiencia terrible, imaginar estar en sus zapatos y tener el coraje suficiente para pararse y leer, con entereza y dignidad frente a un México expectante y confundido. Pues bien, al calor de los recientes hechos en los que -hasta el momento- se reportan 53 víctimas mortales del atentado contra el Casino Royal, de los cuales 39 eran mujeres, sí, otra vez, imaginar el dolor en tantos hogares, tantos pequeños, tantos esposos, tantos hijos, tantas madres, tantas amigas... 

Indignación, coraje, miedo, incertidumbre. Pero ya es tiempo de que estos terribles hechos nos sacudan, nos animen a ser más conscientes de nuestro papel dentro del escenario político nacional, no se trata sólo de elegir entre lo que hay, -que por cierto cada vez estamos peor-. Se trata también de crear, de reflexionar, de ver más allá, no sólo ser miembros pasivos que alzan la voz cuando los sacan de la comodidad en la que plácidamente nos desenvolvemos. Nos dan un curita y ya. Volvemos a sumergirnos en nuestra cotidianeidad y hasta lo que sigue. No. Ya no podemos seguir así. Ya no debemos seguir así. Anoche presenciamos en toda su magnitud los pobres argumentos para tratar de sacarle la vuelta a las responsabilidades, como noviazgo a punto de tronar se vieron: es que yo te dije... sí, pero no me dijiste que... pero si ya sabías que a mí...

Este tsunami de violencia está provocando el reacomodo de las bases en las que está asentada nuestra sociedad, es tiempo de aprovechar este río revuelto para reorganizarnos aprendiendo de los errores añejos: corrupción y sus derivados.

Y sí, otra vez, el mismo discurso oficial... 

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